Fabricada en polietileno rotacional 100% reciclado y reciclable, la papelera Giro está diseñada a partir de dos piezas unidas por una rosca. La optimización de su diseño permite obtener hasta tres versiones diferentes a partir de un solo molde y la colaboración del operario, quien, con la pieza aún caliente y con la ayuda de una herramienta punzante, separa el cuerpo de la tapa.
Pero un buen diseño no solo debe considerar la eficiencia, sino que también debe contemplar toda la cadena de agentes que intervienen en el desarrollo, fabricación, transporte y comercialización del objeto. A las personas que se encargarán de su mantenimiento, actualización o reciclaje.
En la obra El Jinete, de Bart Van der Leck, diseñador, pintor, ceramista y uno de los integrantes del neoplasticismo holandés, descubrimos una serie de formas geométricas plasmadas en dos colores, negro y amarillo, distribuidas sobre una tela de color blanco. Al observar la pintura, percibimos estas formas geométricas y, sin embargo, a través de ellas interpretamos la representación de un jinete a caballo.
La obra nos sirve para entender que la percepción es un proceso de interpretación activa que desarrollamos a partir de la interacción con el mundo a través de nuestros sentidos. Y que la realidad, que Anil K. Seth llama "alucinación controlada", no es más que una proyección cognitiva que nuestro cerebro va construyendo a medida que el entorno le proporciona señales.
Podríamos considerar que estas señales se articulan en forma de redes de relaciones que constituyen dispositivos, los cuales, según Foucault, responden a urgencias y tienen una función estratégicamente dominante. Su naturaleza está conformada por relaciones de poder que los inscriben en un juego de poder.
Proyectar implica repensar este complejo entramado de relaciones. El diseño no debería ser una contribución externa, sino que debería surgir de estas relaciones para reconsiderar las lógicas sociales dominantes, hegemónicas o represivas en las que a menudo se organizan los dispositivos.
Redefinir los objetos y los espacios, desde su materialidad, debería implicar abordar las relaciones previamente establecidas, cambiar las configuraciones materiales desde la forma de pensar o actuar, desvelando las relaciones de poder que moldean los objetos. Cuestionar la propia esencia de los dispositivos y no quedar atrapados en el conjunto de relaciones que los conforman.
Reconocer la fuerza de las cosas, repensar nuestra relación con la materia desde una perspectiva ética, reconociendo los objetos como agentes activos de una amplia y compleja red de relaciones, y cuestionar las lógicas de poder, nos permitirá diseñar más libremente. Un hecho especialmente relevante en el momento en el que los humanos empezamos a tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad.
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